Yo hoy soy de Fuentealbilla. Y tú. Y ese que va sentado al lado tuyo en
el tren, autobús o metro. Y todos aquellos a los que ayer te abrazaste
en casa, en el bar, o en la calle sin conocer de nada, también lo son.
Aunque probablemente ninguno de nosotros hayamos nacido allí (mi DNI al
menos me dice que no), hoy nos hubiera gustado decir que somos del mismo
pueblo que Andrés, que le vimos corretear por las calles con un balón,
que iba a nuestro mismo colegio, o que incluso compartíamos merienda y
sueños con él. Porque allí fue donde comenzó todo, donde empezó a soñar.
Y no tuvo que ser fácil, porque supongo que nacer en Fuentealbilla y
llegar a ser un futbolista superlativo tiene la misma facilidad
logística que ser de Getxo y terminar siendo cantaor flamenco. Y con
esto no me malinterpreten. Me refiero a que los pasos que tuvo que dar
Andrés para llegar a lo alto fueron más complicados de lo normal. Véase.
Jugar al fútbol en el pueblo, conseguir una prueba con el equipo
‘grande’ de la zona, en este caso el Albacete, y ahí hacerlo
suficientemente bien como para que otro equipo aún más grande le viese
como alguien diferente. Justo lo que Andrés era.
Y de hacer algo diferente, único, especial y eterno, Iniesta sabe un rato. Que se lo digan a los aficionados de Stamford Bridge, que aún sueñan muchas noches en que aquel balón no hubiera nunca llegado a sus pies. Ahora los que soñarán con él son los holandeses, que han estado una hora recibiendo clases avanzadas de lo que es jugar al fútbol, y muchos de nosotros, porque ha sido él el ejecutor de nuestro gran sueño, ganar el Mundial. Su detalle cuando marco el gol, acordándose de Dani Jarque muestra lo que es, alguien que ve la grandeza y todo lo que representa, como algo normal. Por eso, hoy, el día después de hacer historia, yo soy de Fuentealbilla, y tú, y él, y vosotros, y todos...
Y de hacer algo diferente, único, especial y eterno, Iniesta sabe un rato. Que se lo digan a los aficionados de Stamford Bridge, que aún sueñan muchas noches en que aquel balón no hubiera nunca llegado a sus pies. Ahora los que soñarán con él son los holandeses, que han estado una hora recibiendo clases avanzadas de lo que es jugar al fútbol, y muchos de nosotros, porque ha sido él el ejecutor de nuestro gran sueño, ganar el Mundial. Su detalle cuando marco el gol, acordándose de Dani Jarque muestra lo que es, alguien que ve la grandeza y todo lo que representa, como algo normal. Por eso, hoy, el día después de hacer historia, yo soy de Fuentealbilla, y tú, y él, y vosotros, y todos...
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